Clubes de motores universitarios: iniciativas que unen a los apasionados por el mundo automotor
En Colombia, estudiantes y egresados de universidades han emprendido una iniciativa con el propósito de agremiar, motivar y apoyar a compañeros que comparten una misma afición por los autos.
Grupos estudiantiles en Bogotá fundaron novedosa iniciativa. Se trata de la creación de espacios que agremien a las comunidades universitarias apasionadas por el automovilismo como deporte y cultura en la sociedad colombiana, sirviendo como puente común entre la academia y la industria automotriz a nivel nacional.
La pasión automotor en estudiantes de universidades en Bogotá, ha incentivado a los jóvenes a fundar ‘clubes’, regulados por la Asociación de Motores Universitarios (AMU). Estos grupos, por medio de eventos realizados por ellos mismos, con ayuda de patrocinadores del sector automotriz, generan impacto social, personal, académico y formativo.
La construcción de estas comunidades en las universidades, permite la participación de estudiantes de pregrado, posgrado, egresados, personal administrativo y profesores. No importa si se cuenta o no con vehículo, ya que incluso se realizan actividades sin ellos o se gestiona transporte colectivo a través del formato del vehículo compartido. Desde su fundación, estos grupos desean, primero, fomentar la participación en todas las competencias automovilísticas, con el fin de apoyar y desarrollar las diferentes habilidades de conducción, y una cultura deportiva centrada en lo legal y lo federado a nivel nacional e internacional. En segundo lugar, representan con orgullo a sus instituciones educativas en eventos deportivos, que promueven la sana competencia, y establecen una base profesional de la cual partir el día de mañana. Buscando un automovilismo estructurado en el nivel académico de estudiantes universitarios.
Estos grupos estudiantiles, existen hoy con el apoyo de sus universidades, como lo son los grupos de la Universidad del Rosario, la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad de los Andes y “Sabana Motor Club”, que está en proceso de fundación en la Universidad de la Sabana. Las iniciativas capitalizan sobre el ambiente seguro, el cual genera una comunidad unida, para impartir capacitaciones y eventos con énfasis en el aprendizaje de las diferentes disciplinas que se intersecan en la industria automotor.
Los clubes universitarios organizan eventos y actividades que generan espacios de integración y desarrollo personal, con el fin de fortalecer los lazos entre los integrantes. Un ejemplo de esto son las rodadas que realizan, donde los mismos estudiantes hacen de “safety cars” velando para que todos los estudiantes lleguen al destino y conduzcan de manera responsable. De igual manera los domingos de carrera de Fórmula 1, se organizan actividades para que los estudiantes vayan a verla con sus compañeros.
Darío Vanegas, director de la Asociación de Motores Universitarios, egresado de ciencia política y magister en Economía Aplicada de la Universidad de Los Andes, asegura que “es vital que las universidades apoyen la creación de clubes universitarios, ya que no sólo reforzamos el sentido de pertenencia hacia la institución educativa, sino que, a través de la integración y creación de comunidad, podemos crear campañas de prevención de accidentes, buenas prácticas de manejo, movilidad sostenible; entre muchas otras”.
La asociación tiene como una de sus metas el lograr que las comunidades de autos sean mucho más que tan solo la caja menor para las entidades de movilidad. De modo que se vea el “papel positivo que traen los autos a la sociedad, fomentando los valores de unidad, solidaridad y cooperación”, afirmó Vanegas.
El Club Motor de los Andes es actualmente el proyecto más antiguo, con la participación activa de más de 500 estudiantes de la Universidad de los Andes, esta comunidad es dirigida y administrada por Felix Durán, quién cursa séptimo semestre de ingeniería mecánica.
Los clubes de motores universitarios afrontan dos principales retos. El primero es la edad. “en cuanto a la seriedad con la que nos toman muchas veces, tratamos de proyectar como personas serias, que se toman las cosas en serio, tratamos de que sea un trabajo real, y cuando ven que somos estudiantes aún, de 18 a 22 años pues no consideran que tengamos la seriedad necesaria incluso cuando la demostramos a través de nuestras acciones –señaló Durán–, nuestra edad se toma como un tema de que todavía no estamos listos para entrar a ese mundo profesional”.
Una discusión que cada club ha tenido con su respectiva universidad, son los tabúes que rodean al tema automotriz. El automovilismo trae sus precauciones, pues se vincula específicamente con riesgos, accidentes, exceso de velocidad y en general connotaciones negativas. Para Durán, el segundo obstáculo es “tratar de desdibujar esas concepciones en nuestros eventos y demostrarle a la gente y a la institución en la cual estudiamos que podemos practicar nuestro deporte de manera segura”.
Ante la falta de espacios para practicar de manera segura el automovilismo, la pasión automotor como deporte, estos clubes han surgido como respuesta a esta necesidad. Los clubes hacen un llamado a la sociedad para dejar de satanizar el vehículo particular y polarizar a las personas alrededor del odio irracional a un medio que, no solo es el sustento de vida para muchos, sino que es también un hobby muy sano y que representa un porcentaje considerable de la economía nacional, de forma directa e indirecta.” Para nosotros, los autos más que simples máquinas, son nuestro estilo de vida.